5 películas esenciales de Werner Herzog

5 películas esenciales de Werner Herzog, director de ‘Fuego interior’

Por si todavía no te enterabas, Fuego interior: Réquiem para Katia y Maurice Krafft llegará a nuestra cartelera en mayo. Lo cual es el pretexto ideal para conocer la filmografía de su director, a través de esta selección de 5 películas esenciales de Werner Herzog.

La gran mayoría son películas que podrás encontrar en el catálogo de nuestra videoteca, de donde podrás rentar varios títulos si cuentas con tu membresía.

Conoce más sobre el estreno de Fuego interior en Film Club Café, y checa esta selección de recomendaciones para entrarle al cine de Werner Herzog.

PELÍCULAS PARA CONOCER A WERNER HERZOG

1. HASTA LOS ENANOS EMPEZARON PEQUEÑOS (1970)

Hay que comenzar por el principio (o lo más cerca posible de él), y el segundo largometraje de Werner Herzog es lo más parecido a eso que encontrarás disponible (en la videoteca del Film Club Café o en cualquier otro sitio). Y desde el título ya sugiere los primeros atisbos de su singular visión: un mundo en caos, un deseo absurdista de poder y un retorcido sentido del humor.

Hasta los enanos empezaron pequeños (o También los enanos empezaron pequeños, un título alternativo) es una comedia dramática en la que los lunáticos se han apoderado del asilo, como suele decirse. Un grupo de enanos, reclusos en una remota isla, desatan una rebelión contra los guardias y el director de la institución, también enanos.

Repleta de obscenidad e iconoclasia, se trata de una simulación en pequeño (perdón) de una sociedad que sucumbe a una rebelión, siendo los ideales de esta misma corrompidos por los intereses personales de sus integrantes.

2. AGUIRRE, LA IRA DE DIOS (1972)

Probablemente no hay colaboración artística más importante para Werner Herzog que la formada con el actor Klaus Kinski… y probablemente no haya otra igual de tóxica en la historia del cine (Herzog solía referirse a Kinski en inglés como my best fiend, que se traduce como “mi mejor demonio” al español).  Y todo comenzó con el tercer largometraje de ficción en la carrera del cineasta alemán, uno de los trabajos de ficción histórica más desafiantes puestos en celuloide, una anacrónica reflexión sobre colonialismo y avaricia en el siglo XVI, que hacía eco en la Guerra de Vietnam.

En Aguirre, la ira de Dios, Kinski interpreta al conquistador Lope de Aguirre, quien en 1560 emprendió una expedición a lo largo del Río Amazonas, en busca de la mítica ciudad de El Dorado, a costa de vidas locales, de sus hombres, y de sí mismo.

Aunque Herzog ficciona mucho alrededor de la expedición final de Aguirre, el director alemán logra representar su documentada crueldad y ambición extremas, uno de muchos locos con aspiraciones grandiosas en la filmografía del cineasta. Una historia que refleja al propio Herzog y su mundo fílmico: Aguirre, la ira de Dios se filmó en orden cronológico, con poco dinero y sin extras, por los que todo el equipo de producción y elenco (que incluía a la actriz mexicana Helena Rojo) padeció las mismas inclemencias amazónicas durante el descenso hacia el río, desdibujando líneas entre ficción y cine documental.

3. NOSFERATU, EL VAMPIRO (1979)

A propósito del inminente remake de Nosferatu (1922) de Murnau a manos de Robert Eggers (La bruja), vale recordar que Herzog realizó antes su versión de la que considera “la más grandiosa película alemana”, la adaptación no autorizada del Drácula de Stoker, casi perdida bajo el poder de la ley. Y con qué nombres en los protagónicos: una vez más Klaus Kinski como el vampiro, Bruno Ganz (Las alas del deseo) como Jonathan Harker, e Isabelle Adjani (Posesión) como su esposa.

Sea en términos de la adaptación de Murnau o la original de Stoker, la historia es bien conocida, y no es tan diferente en Nosferatu, el vampiro. Es, de hecho y paradójicamente, una de las películas esenciales de Werner Herzog por desafiar su filmografía hasta ese punto: hacer una película de género –en este caso, el terror– implicaba someterse a un conjunto de convenciones y reglas, algo a lo que no estaba acostumbrado.

Pero Herzog no pierde la oportunidad de ampliar el mito del vampiro e incluir sexo y erotismo (otra anomalía en su obra) para comentar sobre el espíritu humano en sus característicos términos. Su Conde Drácula es una figura trágica en su ambición loca: alcanzar la inmortalidad lo ha condenado a la soledad en un mundo que se cae a pedazos.

4. FITZCARRALDO (1982)

La cuarta colaboración de Kinski y Herzog fue producto de las circunstancias: el actor protagónico original, Jason Robards, cayó enfermo a mitad de la producción y se le prohibió regresar a Perú para rodar la secuencia más crucial y compleja en plena selva amazónica. Herzog no tuvo más remedio que llamar al único loco a su nivel, desatando al demonio en lo que sería una de las producciones más difíciles y demenciales en la historia del cine. Klaus Kinski y Werner Herzog volvieron al Amazonas

Inspirada en la historia del barón del caucho, Carlos Fitzcarraldo, Fitzcarraldo sigue a Brian Sweeney Fitzgerald (Kinski), un excéntrico hombre de negocios y amante de la ópera que sueña con construir un teatro a Iquitos, Perú, un pueblo a las orillas del Amazonas. Para financiar su empresa, debe viajar a una parcela de caucho inaccesible, lo que le requiere pasar un barco de 320 toneladas sobre una montaña.

Y para realizar su visión, Herzog y su equipo hicieron exactamente eso, el motivo principal por el que Fitzcarraldo es considerado uno de los rodajes más caóticos y brutales de la historia, una empresa entre loca y suicida con paralelos entre el director y su personaje protagonista. Tal era el caos –inmortalizado por documentales como Un montón de sueños (1982) y Mi enemigo íntimo (1999)– que los indígenas machiguenga involucrados en la película ofrecieron a Herzog asesinar a Kinski.

Si hay que elegir una sola entre las películas esenciales de Werner Herzog, es esta.

5. LA CUEVA DE LOS SUEÑOS OLVIDADOS (2010)

Puede que, incluso más que por sus largometrajes de ficción, Werner Herzog sea conocido por su trabajo documental. Pero sus empresas en dichos géneros no son menos audaces y grandiosas: también han de ser singulares, con sujetos igual de fascinantes e increíbles.

Con La cueva de los sueños olvidados, el director nos lleva por un viaje a través de “abismos de tiempo” y hacia uno de los puntos más antiguos en la historia de la humanidad: la cueva de Chauvet-Pont-d’Arc, cuyo acceso es usualmente restringido, y en cuyo interior hay algunas de las pinturas rupestres más antiguas, algunas con más de 32 mil años.

Ante un cúmulo de restricciones, Herzog no contó con más que un equipo de cuatro personas, y tuvo acceso a la cueva por un máximo de cuatro horas por seis días. Y para capturar el mayor nivel de detalle, textura y dimensión posible, todo fue hecho en experimentación con cámaras 3D especiales, jamás utilizadas en entornos naturales. La cereza en el pastel es narración con la característica voz del director.

La cueva de los sueños olvidados está en MUBI.

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