Cada cierto tiempo, llega una película pequeña, pero que sorprende por su poder emotivo y visual. Este año, podemos decir eso de Zapatos rojos, ópera prima de Carlos Eichelmann Kaiser que, luego de su distinguido paso por festivales de cine nacionales e internacionales, se estrena en la cartelera de Film Club Café.
Se trata de una modesta producción mexicana. Sin embargo, por su temática, el tacto y calidad de su realización y la calidad de sus actuaciones, ha tenido muy buena respuesta en festivales y premiaciones –compitió en Venecia y Morelia, ganó un premio por su fotografía en el Festival de Málaga y recibió el Ariel a Mejor música original. Hoy, además, está sorprendiendo al público.
¿De qué se trata Zapatos rojos? Checa la sinopsis oficial:
“Tacho, un granjero, cuida de su parcela mientras la vida pasa a su lado. Cuando recibe la noticia de la muerte de su hija, viaja a la ciudad para llevar su cuerpo a casa, y allí descubre un mundo que le es ajeno”.
A continuación, te contamos cuatro buenas razones para venir a ver esta película a Film Club Café.
RAZONES PARA VER ZAPATOS ROJOS EN FILM CLUB CAFÉ
1. EL TEMA
Zapatos rojos sigue a un hombre que debe emprender la odisea del norte rural de México hacia la capital, para identificar el cuerpo de su hija recién asesinada. La violencia de género en el país se asoma como uno de los temas centrales de la película, aunque el director, Carlos Eichelmann Kaiser, tuvo cuidado con el abordaje del asunto, tan frecuente en el cine mexicano actual.
“Nos alejamos de hacer una película política, coyuntural o de denuncia; preferimos apostar por un camino poético”, explica el director en entrevista con el Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE). “Nos interesaba proponer una sanación a la herida, por eso elegimos ser afirmativos, poéticos, emocionales; creemos que la reflexión tiene que venir desde el sentimiento y no desde una reflexión cartesiana”.
Es una película que, como expresó también Eichelmann en entrevista con Carmen Aristegui, se construye sobre contrastes. Por un lado, está la dicotomía que vive el protagonista entre la vida en el campo y un mundo urbano impersonal y deshumanizado. Por el otro, están los viajes duales típicos de la road movie: el traslado geográfico, físico, pero también el espiritual, hacia el interior, donde el personaje reflexiona sobre su pasado y trata de descubrir quién fue su hija en el tiempo que estuvo lejos de ella.
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2. SU APARTADO VISUAL
Dado que Zapatos rojos se inserta en el género de road movie, con un protagonista que viaja de lo rural a lo urbano, reconstruyendo una historia a fragmentos, es muy probable que hayas pensado en las películas de Wim Wenders, particularmente en París, Texas.
El director reconoce la influencia de esta película y de otras como Una historia sencilla, de David Lynch. “De ahí rescaté una forma narrativa muy clara y clásica, prácticamente de un acto con un epílogo, que recarga los códigos del road movie, con un personaje de una pieza, fácil de leer para el espectador”.
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Este espíritu se traslada al apartado visual, especialmente en la fotografía. Realizada por Serguei Saldívar Tanaka (quien ha sido director de fotografía para películas como Sin dejar huella, de María Novaro; Bajo la sal, de Mario Muñoz; y Sonora de Alejandro Springall), sus imágenes recurren al espacio vacío y al tiempo distendido para evocar la melancolía, soledad y arrepentimiento del protagonista en su búsqueda.
Nuestro fundador, Raúl Ojanguren, incluso comentó que la fotografía de Zapatos rojos también le recordó a las películas de Wong Kar-wai, como Deseando amar y Chungking Express. Puede que tenga razón…
3. LOS ACTORES: NATALIA SOLIÁN Y EUSTACIO ASCACIO
Si has ido al cine en los últimos dos años, te habrás percatado de que el nombre de Natalia Solián está subiendo como la espuma, al parecer de la nada. Desde su aparición en la aclamada Huesera, hasta películas como Familia de Rodrigo García y No voy a pedirle a nadie que me crea de Fernando Frías, es una de las actrices del momento.
Lo curioso es que Zapatos rojos fue su primera película, al menos en lo que respecta a orden de filmación. Se rodó en 2021, en plena pandemia, pero por la misma razón pudo estrenarse en festivales hasta 2022.
Antes de debutar en cine, Solián venía del teatro. Aunque esta fue su primera película, ella sí es una actriz entrenada. Caso contrario al de Eustacio “Tacho” Ascacio, quien interpreta al protagonista, y que no es un actor profesional. El director lo descubrió viendo un reportaje en el que entrevistaban a ejidatarios de Coahuila, afectados por mineras canadienses.
“[Tacho] me sorprendió mucho, era muy parecido al personaje que estaba escribiendo, no sólo físicamente, también en como hablaba. Yo tenía la intención de mostrar gente con estas pausas, estos silencios, como es la gente en el desierto”, explica el director a IMCINE. Sin embargo, la experiencia personal tuvo un gran peso en la interpretación de Tacho, que había perdido a una hija en la realidad.
Ambos actores se complementaron bien. Comenta el director sobre el casting de Natalia: “Quería alguien que no fuera tan amateur, porque quería darle un balance a Tacho, que lo apoyara con herramientas que él no tiene”.
4. ¿QUÉ DICE LA CRÍTICA?
Para La Estatuilla, Jorge Espinoza Lasso escribe: “Carlos Eichelmann Kaiser nos da una historia sencilla pero contundente, en la que su ritmo pausado y bellas imágenes permean en el espectador y le dejan grabado un poderoso mensaje. Es un ejemplo perfecto de cómo el melodrama bien empleado puede ser una herramienta efectiva para conmover y transmitir ideas importantes a través de la emoción desbordada, una que muy probablemente te sobrecogerá el corazón”.
Para La Jornada, Carlos Bonfil: “Una realización sobria y delicada, muy a tono con la entereza física y anímica de su personaje central.”
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