En lo que concierne al cine mexicano independiente de 2024, No quiero ser polvo ha sido una de las propuestas más llamativas e interesantes en lo que llevamos del año. Dirigida por Iván Löwenberg, se trata de una singular mezcla de ciencia ficción apocalíptica y un humor nihilista con toques autobiográficos.
La película trata sobre una mujer (Bego Sainz) que atraviesa una crisis de la mediana edad. Su hijo comienza a alejarse, sospecha que su esposo la engaña, y teme estar atrapada en una vida intrascendente.
Sin embargo, encuentra un nuevo sentido cuando, en sus clases de yoga, le dicen que el fin del mundo podría estar cerca: la Tierra entrará en el Cinturón de Fotones y todo podría cambiar para siempre, pues el fenómeno provocará la caída de electricidad y servicios de telecomunicaciones, en lo que serán “tres días de oscuridad.”
No quiero ser polvo continúa en nuestra programación del mes para sus últimas funciones. A continuación te contamos 3 razones para verla en Film Club Café:
Razones para ver No quiero ser polvo
1. Está inspirada en una historia verdadera del director
Todo este aspecto de los “tres días de oscuridad” está inspirado en una teoría que se popularizó a finales de los años 90. En entrevista con el Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE), Löwenberg explicó:
“Sucedió en el 93 o 94, yo tenía unos ocho años. Mis padres iban a un grupo de meditación, coincidió con el inicio del acceso a Internet. En esa escuela surgió la idea de los «tres días de oscuridad». Mis padres lo compraron por completo. Se volvieron sus portavoces ante la familia y amigos cercanos. Obviamente, ese día nunca llegó y luego cambiaron la retórica; la escuela de meditación quebró y todos perdieron su credibilidad.”
El director recuerda que esta clase de teorías volvieron a generar interés en la década de 2010, lo que lo inspiró a abordar el asunto desde el cine. “Creo que a veces tenemos tanto miedo y nos sentimos tan insignificantes, que estas teorías nos brindan cierta certeza”, opina.
En No quiero ser polvo, esa inspiración se traduce en el casting. Bego, la protagonista, es interpretada por la propia madre del director, Bego Sainz. Si bien, en la película, el personaje cae fácilmente en la trampa del culto debido a su vulnerabilidad, la historia es diferente en la realidad. En la actualidad, Sainz es escéptica de estas cosas, y practica meditaciones de manera personal.
“Afortunadamente yo no he tenido esa sensación de nido vacío, tengo una bonita relación, estrecha y profunda con mis hijos”, expresó Sainz a El Sol de México. “Pero yo soy terapeuta y serlo me ha permitido conectar y contactar, ser empática con muchas personas, muchas mujeres que transitan por todo esto”.
2. Los premios en festivales
Previo a su estreno comercial, No quiero ser polvo participó en varios reconocidos festivales de cine, tanto a nivel internacional como nacional.
La película debutó en el Festival Internacional de Cine de El Cairo en 2022. También concursó por el premio del público en el Festival de Milwaukee de 2023.
Ya en nuestro país, No quiero ser polvo fue seleccionada en el Festival Internacional de Cine de Monterrey y en Black Canvas Festival de Cine Contemporáneo. Lo más notable, sin embargo, es que triunfó en la edición 2023 de Feratum, uno de los principales festivales de cine de género en la región. Obtuvo el premio a Mejor película y a Mejor director.
3. ¿Qué dice la crítica?
En general, la película ha sido muy bien recibida por la crítica especializada. Aquí te presentamos algunos de los comentarios:
“Löwenberg desarrolla una película que transita por la comedia, por el drama, por la ciencia ficción, todo de una forma natural”, escribe Irving Torres Yllán para La Crónica de Hoy. “No quiero ser polvo es un trabajo que demuestra que no se necesitan impresionantes efectos especiales para que la ciencia ficción funcione, que lo importante es crear una atmósfera, el serle fiel a tu historia y personajes para lograrlo”.
“Si bien No quiero ser polvo demora en el desarrollo de su premisa, es un correcto relato metafórico que, al equilibrar comedia con drama, sátira y aspectos apocalípticos, muestra el impacto de las crisis emocionales, la búsqueda del bienestar personal, la ambivalencia de los dogmas esotéricos y el paso del tiempo”, escribe Mariana Fernández para Butaca Ancha.
En el sitio feminista Girls at Films, Jessica Ángel escribe: “No quiero ser polvo es una propuesta diferente en el cine mexicano, es una película con poco presupuesto, pero, con mucho corazón”.
AJ Navarro comenta en Pólvora: “No quiero ser polvo destaca también por ese minimalismo en la cámara y tomas, donde Löwenberg aprovecha cada expresión de Bego para explorar el camino hacia el fin del mundo a través del gran engaño, mostrando una conexión interesante entre ella y lo que le rodea. Además, se atreve a usar elementos de comedia esporádicos para conectar con la situación que ella vive”.
Checa fechas, horarios y boletos para No quiero ser polvo en este enlace.