Tatiana Huezo: 3 claves para entender el cine de la directora de 'El Eco'

Tatiana Huezo: 3 claves para entender el cine de la directora de ‘El Eco’

Como adelantamos hace algunas semanas, la cartelera de estrenos de Film Club Café presenta uno de los grandes documentales mexicanos de este año: El Eco. La más reciente producción dirigida por Tatiana Huezo fue premiada en los festivales de Berlín y Morelia, además de recibir múltiples nominaciones a los Ariel 2024, entre varios otros reconocimientos.

Este estreno, uno de los más importantes para el cine mexicano de este año, representa una excelente oportunidad para acercarse a la obra previa de la directora, una de las cineastas más relevantes y renombradas de nuestra cinematografía contemporánea.

Por ello, a continuación, te contamos más sobre Tatiana Huezo y algunas claves de acercamiento a sus películas, para que después vengas a ver El Eco a Film Club Café.

¿QUIÉN ES TATIANA HUEZO?

Nacida en San Salvador, El Salvador, el 9 de enero de 1972, Tatiana Huezo es directora, fotógrafa, editora y guionista que reside en México desde 1976. Se graduó del Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC) como directora y fotógrafa. Durante este periodo dirigió sus primeros cortometrajes, Tiempo cáustico (1997) y El ombligo del mundo (2001), mismo que compitió en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara.

En 2004, cursó la maestría en Documental de Creación de la Universidad Pompeu Fabra, en Barcelona. En estos años se desempeñó como fotógrafa en varios documentales de cineastas como Mariana Chenillo y Ernesto Pardo, antes de dirigir el cortometraje Retrato de familia (2005).

Fue en 2011 que estrenó su primer largometraje, El lugar más pequeño, una producción del CCC y el (hoy extinto) FOPROCINE, con apoyo de la beca Gucci-Ambulante. Se trata de un documental sobre los habitantes de Cinquera, un pequeño pueblo en la selva de El Salvador, que fue reconstruido por sobrevivientes de la guerra civil en el país sudamericano.

La carrera de Tatiana Huezo se ha desenvuelto, principalmente, en el género documental, cada vez con mayor reconocimiento. En 2015 estrenó el cortometraje Ausencias, sobre una mujer que padece la desaparición de su esposo y de su hijo de nueve años. Con él, obtuvo el Ariel al Mejor cortometraje documental.

En 2016 estrenó el largometraje por el que sería más conocida –y, en opinión de quien escribe, una de las mejores películas mexicanas de las últimas dos décadas. Tempestad, documental sobre las historias de dos mujeres que han sufrido a manos de la corrupción y el crimen organizado, ganaría el Premio del Público en el Festival de Morelia, además de cuatro premios Ariel, incluidos Mejor largometraje documental y Mejor dirección.

Su siguiente producción no sería en el género documental, sino en la ficción. Sin embargo, como veremos más adelante, Noche de fuego (2021) encaja con la búsqueda estética y temática de Tatiana Huezo: basada en el libro Ladydi de Jennifer Clement, la película narra las vidas de un grupo de niñas en el México rural, bajo la constante amenaza del crimen organizado en los cultivos de amapola.

De vuelta al documental, la película más reciente de Tatiana Huezo es El Eco (2023), que se adentra en la pequeña aldea homónima para explorar las vidas de infancias orilladas a crecer y madurar demasiado pronto, ante un entorno marcado por las inclemencias del ecosistema, enfermedades y marginación.

CLAVES PARA ACERCARSE AL CINE DE TATIANA HUEZO

1. MUNDOS DE CICATRICES HISTÓRICAS, MUJERES E INFANCIAS EN AMÉRICA LATINA

Quienes conozcan el cine de Tatiana Huezo, aunque sea superficialmente o por sólo algunas de sus obras, podrán intuir los hilos temáticos que lo atraviesan.

En El lugar más pequeño, Huezo explora cómo un pueblo salvadoreño, que había desaparecido del mapa, es reconstruido por los sobrevivientes de la guerra civil a pesar de sus heridas –psicológicas y físicas–, del dolor de sus pérdidas, de la precariedad de su nueva realidad.

Ya en México, cortos como Ausencias y los largometrajes Tempestad y Noche de fuego tocan las cicatrices infligidas por el crimen organizado y la corrupción en las vidas de sus protagonistas: familiares desaparecidos, personas convertidas en chivos expiatorios de la autoridad, niñas reprimidas y violentadas por el narco en la marginación del campo.

El Eco continúa el tema de las infancias en territorios remotos del país. Si bien no trata directamente sobre una amenaza directa a sus modos de vida, sí se percibe el fantasma de la violencia estructural y, sobre todo, de la muerte.

El Eco, de Tatiana Huezo
Con El Eco, la directora regresa al mundo de las infancias (Crédito: Pimienta Films / Calouma Films)

El cine de Tatiana Huezo, pues, es muy cercano a la realidad social que se vive en zonas donde algún tipo de violencia ha dejado su marca, tanto social como personalmente.  Como la propia directora expresó en una entrevista para El Sol de Morelia en 2022:

“Vengo de trabajar con la realidad y hace mucho que he tocado de cerca ese monstruo que es el miedo, esta cosa tremenda que es ver qué significa crecer con miedo, al interior de una familia, la pérdida de un ser amado, cómo vive una mamá la búsqueda de una hija desaparecida, me ha tocado oler y sentir eso”.

Lo cual podría llevar a pensar dos cosas. La primera, que estamos ante un cine de denuncia social. Pero no es el caso, o por lo menos, la cineasta no lo define así. En una entrevista para Casa de América publicada en 2022, ella expresó: “No es que yo haya dicho ‘voy a hacer un cine militante’, o ‘voy a hablar de temas de justicia o de impunidad’. Yo amo el cine, amo las historias que te llevan a través de un viaje emocional, sensorial (…), como habitar un universo que te hace vivir en la piel de otra persona, y que tiene una belleza también a nivel sonoro y estético. Siento que por ahí es mi aproximación a las películas”.

A continuación, puedes ver la citada entrevista completa:

Lo segundo que podría pensarse es que, dadas las temáticas que le interesan, Tatiana Huezo caería en el mismo vicio que tantos de sus congéneres, que suelen representar contextos sociales violentos desde una óptica externa, explotadora y miserabilista –calificativos que suelen agruparse en lo que se conoce como pornomiseria, en el contexto del cine latinoamericano.

Sin embargo, entre varios otros motivos, la cineasta se ha distinguido por alejarse activamente de esta forma de representación de la violencia y la marginación, como veremos en el siguiente punto:

2. UNA MIRADA COMPASIVA

Para Tatiana Huezo, es crucial respetar el punto de vista de sus personajes en la narración, para huir del llamado “espectáculo de la violencia”, que tiende a explotar y trivializar no sólo la realidad social contemporánea, sino las heridas que deja en las personas que atraviesa.

“Siento que el espectáculo de la violencia en México (…) nos ha enfermado más de lo que ya estamos”, expresó la directora en entrevista para Sin Embargo a propósito de Noche de fuego, en 2022. “Ha vulgarizado nuestra realidad (…) y eso nos ha vuelto indiferentes, nos ha vuelto insensibles, nos ha empañado los ojos, nos ha hecho mirar muy de lejos lo que está pasando, nos hemos acostumbrado a ello y siento que esa es la gran tragedia de este país”.

Huezo tiene esto en mente desde el momento que conceptualiza, escribe y filma sus historias. No pierde de vista que los protagonistas son las personas que vivieron estas experiencias, y sus testimonios forman la columna vertebral de sus relatos como hilo conductor de la narrativa –lo cual no significa que los suyos sean documentales de “cabezas parlantes”.

Esta focalización narrativa informa decisiones no sólo de guión, sino también de cámara –Noche de fuego imita la óptica de una niña de ocho años, por ejemplo–, sonido y edición. Dado que muchas de estas experiencias están en el pasado, también informa la propia conceptualización de sus películas. Es aquí donde entran en el terreno de la poesía.

3. ENTRECRUCES: FICCIÓN Y REALIDAD

Los trabajos de Tatiana Huezo suelen describirse principalmente como documentales, con una excursión al terreno de la ficción. Pero basta con verlos para darnos cuenta de que la verdad no es tan sencilla, y que tales clasificaciones rígidas son insuficientes para describir su filmografía.

Podemos ver, por ejemplo, una de las dos historias contadas en Tempestad, narrada a manera de retrospectiva. Huezo da lugar a la protagonista para brindar su testimonio hablado sobre su encarcelamiento forzado, su repentina liberación años después, y su largo recorrido a casa desde el norte hacia el sureste del país.

Se trata de un recorrido reconstruido con imágenes, siguiendo sus pasos con la cámara, capturando imágenes que pudo haber visto durante su viaje. Imágenes que hacen eco de sus sentimientos y pensamientos, pero que no necesariamente ocurrieron tal cual ella las percibió. Las fronteras entre los dos grandes géneros, la ficción y el documental, se desdibujan. La realidad se ficciona en el cine de Tatiana Huezo.

Tempestad, de Tatiana Huezo
El cine de Tatiana Huezo desdibuja las fronteras entre ficción y documental, como ejemplifica Tempestad (Crédito: Pimienta Films)

“Durante el siglo presente, dominado por la liquidez y la mutación de lo que creíamos sólido, el cine documental atraviesa una saludable crisis de identidad que continúa transformando sus fronteras, asentadas desde siempre (…) en dogmas como la neutralidad, el método periodístico o el culto a la estética observacional”, escribe atinadamente el crítico Sergio Huidobro, en un ensayo sobre la cineasta para La Tempestad. “Hoy, incluso, la etiqueta documental parece insuficiente o anacrónica, desplazada por categorías más abiertas como no ficción”.

No se trata de una laxitud o permisividad, de una falta de rigor o como quiera llamársele desde el banquito de las categorías académicamente inflexibles. Tatiana Huezo entiende que los habitantes de sus películas son habitantes del mundo, seres pensantes y, sobre todo, sintientes.

La frialdad de la distancia observacional no les dignifica, ni les hace justicia, y mucho menos les da voz. La directora opta, pues, por romper dichas barreras para crear obras auténticas en su sensibilidad, en la cercanía con sus protagonistas, y en la tactibilidad de sus heridas tanto emocionales como históricas. Y eso es algo que sólo el cine –el de los verdaderos cineastas, al menos– puede conseguir.

¿DÓNDE VER LAS PELÍCULAS DE TATIANA HUEZO?

Aunque los cortometrajes de la directora no están disponibles en sitios legales, sí es posible ver todos los largometrajes de Tatiana Huezo en alguna plataforma de streaming.

Consulta las fechas, horarios y consigue tus boletos para ver El Eco en Film Club Cafè

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