Si somos sinceros, podríamos decir que el Holocausto es uno de los temas más explorados –y quizá gastados– de las cinematografías de Estados Unidos y Europa. No sin razón: se trata, después de todo, de una de las peores atrocidades en la historia de la humanidad. Pero no todas las películas del Holocausto están cortadas con la misma tijera: hay desde documentales rigurosos a ficciones inspiradas en historias reales y, claro, también los dramas lacrimógenos de la más cuestionable calidad.
Stella, una vida (2023), por ejemplo, es un ejemplo de lo segundo: un drama escrito a partir del libro del escritor y periodista judío alemán naturalizado estadounidense, Peter Wyden. Se trata de una crónica sobre la vida de la mujer con la que compartió un salón de clases en la infancia: Stella Goldschlag, quien pasó a la infamia por colaborar con los nazis y entregarles a otros judíos como ella.
Interpretada en la película por la brillante Paula Beer (colaboradora de Christian Petzol en películas como Cielo rojo, En tránsito y Undine, por la que fue premiada en la Berlinale), se trata de un personaje polémico, a la vez víctima y victimaria, traidora y traicionada en una historia llena de desilusiones y resentimientos.
A propósito de la llegada de Stella, una vida a nuestra cartelera de estrenos, a continuación te contamos sobre otras películas del Holocausto esenciales, ya sean inspiradas en historias reales o documentales que presentan hechos directamente.
PELÍCULAS DEL HOLOCAUSTO ESENCIALES
1. NOCHE Y NIEBLA (1956)
El corto documental ensayístico del francés Alain Resnais (La Jetée) es, de todas, quizá la película del Holocausto indispensable, concentrando en poco más de media hora de metraje imágenes sobre las atrocidades de los campos de concentración que, en su momento, eran inéditas. Dado lo anterior, fueron una brutal confrontación para el mundo con las repercusiones de la radical ideología contra la que se había librado una devastadora guerra apenas una década antes.
Noche y niebla, sin embargo, escapa los vicios de la explotación morbosa, pero también rehúye las categorizaciones ideológicas que dieron lugar al nazismo en primer lugar. En la visión de Resnais y su guionista, el poeta francés Jean Cayrol (él mismo un sobreviviente de concentración de Gusen), esta es una confrontación con los horrores que los seres humanos son capaces de infligir sobre sus semejantes, que se ha vuelto una pieza audiovisual fundamental en nuestra sociedad para educar sobre ello.
Puedes encontrar Noche y niebla en la videoteca de Film Club Café.
2. SHOAH (1985)
Igual de importante pero en el extremo opuesto del espectro en lo que a magnitud se refiere, está la monumental Shoah, que toma su título de la palabra hebrea para “calamidad” o “exterminio”, en referencia al Holocausto.
Es una producción monumental, en la que el director Claude Lanzmann y su equipo visitaron 14 países a lo largo de seis años para recabar entrevistas sobre los campos de concentración. El documental expone los testimonios de supervivientes, tanto víctimas como cómplices y perpetradores. Con un metraje de 566 minutos (casi nueve horas y media), es uno de los documentos más exhaustivos que existen sobre el tema
Shoah formará parte de la programación del Ciclo Sight & Sound del Film Club Café próximamente, como parte de su recta final. Consulta la cartelera del ciclo más adelante.
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3. LA LISTA DE SCHINDLER (1993)
Algunos, como el propio Lanzmann o el cineasta Michael Haneke (responsable por El listón blanco, otra película vital para entender la génesis del nazismo) criticarían a Spielberg por su particular uso del lenguaje cinematográfico para contar una historia de esta naturaleza –el director estadounidense es, después de todo, un maestro de la manipulación emocional al puro estilo Hollywoodense–.
Sin embargo, suponiendo que estemos de acuerdo con el punto, detrás de todo hay una de las historias que más vale recordar sobre la lucha del espíritu humano en contra de la oscuridad más terrible (quizá, un crucial contrapunto a Stella, una vida). La lista de Schindler narra cómo el industrialista alemán Oskar Schindler (interpretado por Liam Neeson) salvó a más de mil refugiados judíos polacos de la persecución nazi, garantizando su supervivencia. Una buena película si buscas un primer acercamiento al tema desde un ángulo un tanto más inocente, no tan brusco como Noche y niebla o Shoah.
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4. EL PIANISTA (2002)
Una de las películas del Holocausto más conocidas, sin duda, que a pesar de cierta indulgencia con el material (y de las polémicas de su director), tiene fuertes raíces en el testimonio de primera mano. Por un lado, El pianista se basa en las memorias del pianista Władysław Szpilman (interpretado en la película por Adrien Brody), quien sobrevivió al gueto de Varsovia. Su director, Roman Polanski, escapó del gueto de Cracovia cuando era niño.
Algunos cuestionarán el tono de la película (algunos lo consideran demasiado frío y clínico, en curiosa contraposición a La lista de Schindler) o su agotamiento de la miseria vivida por Szpilman. En todo caso, coronada con la Palma de Oro de Cannes, esta película es uno de los testimonios sobre el nazismo y el Holocausto más celebrados del siglo XXI.
El pianista está disponible para rentar en la videoteca de Film Club Café.
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5. ZONA DE INTERÉS (2023)
La reciente ganadora del Oscar a Mejor película internacional, dirigida por el británico Jonathan Glazer, se inspira en la ficción homónima para traerla de regreso a los hechos. En su versión de Zona de interés, el protagonista es el comandante de Auschwitz, Rudolph Höss (interpretado por Christian Friedel), quien pasó a la infamia como el responsable por la implementación de la “Solución final”, que resultó en el exterminio masivo de judíos europeos.
A través de una lente distante y clínica, el director arranca cualquier empatía hacia sus protagonistas, su esposa (Sandra Hüller) e hijos, quienes llevan una vida de privilegio construida sobre las cenizas de las víctimas de Auschwitz, cuyas fumarolas se asoman siempre sobre sus jardines, banquetes y demás lujos. Un recordatorio, que Glazer recalcó durante su discurso en los Oscar sobre la ocupación israelí en Gaza, de que las barbaridades pueden ser perpetradas por un ser humano hacia sus semejantes independientemente de (o escudándose con) sus orígenes étnicos.