Estamos tan acostumbrados a los “grandes” estrenos en cartelera, que a veces solemos obviar a los más “pequeños”. Y por pequeños no sólo nos referimos a que sean producciones independientes o de menor presupuesto. En el caso particular de Una mano bajo la nieve y otras historias, estamos hablando de cortometrajes.
Pero su metraje más breve no quiere decir que esconda menos poder, en absoluto. Por el contrario: el hecho de que exista como un estreno en salas habla de una visión más fresca y amplia para el cine nacional, cuyo entorno comercial suele limitarse a los estrenos de largometrajes.
Una mano bajo la nieve y otras historias llega a Film Club Café con la programación de este mes. A continuación te contamos tres razones para que te animes a ver esta antología de cortos.
Razones para ver Una mano bajo la nieve y otras historias
1. Por su hilo conductor
Dado que es una antología de diferentes cortos, podría pensarse que Una mano bajo la nieve y otras historias es una serie de relatos inconexos. Y sí, son siete cortometrajes realizados por cinco directores distintos, pero sí hay un tema que los amarra a todos temáticamente: las relaciones interpersonales.
Por ejemplo: en Una mano bajo la nieve, de José Esteban Pavlovich (el mediometraje que abandera al resto), seguimos la historia de un pescador que recibe la noticia de que su hermano ha sido ejecutado, y debe viajar para recuperar sus restos. Cóctel para dos, de Alejandro Ulloa, retrata la vulnerabilidad de una pareja.
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Cuando te escucho cantar, olvido, de Julio César Durán, experimenta con el montaje de las conversaciones entre dos parejas de personajes, fragmentando la comunicación. Mientras tanto, La vida desde arriba, de Rafael Martínez Sánchez, aborda la camaradería de un grupo de hombres que trabajan en las alturas, pero también la discriminación que sufren.
El corazón de Una mano bajo la nieve, pues, está en lo que significa ser humano. Cada corto explora esta experiencia desde un ángulo diferente, y desde su propio universo.
2. Porque es cine emergente… en formato cortometraje
Casi siempre, la vida de un cortometraje se reduce a la exhibición –muy limitada– en festivales de cine. El estreno de Una mano bajo la nieve y otras historias representa una oportunidad singular de acercarnos al cine nacional desde una faceta pocas veces explorada del mismo, para darle vida comercial a estas producciones casi siempre olvidadas.
“La idea fue: ¿Qué pasaría si estos proyectos pudieran ser vistos como un largometraje? La idea fue armarlos como una antología donde puedan agruparse”, explica Fernando Montes de Oca en entrevista con el Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE). Montes de Oca produce seis de los siete cortometrajes, y los distribuye por conducto de Benuca Films.
Una antología como ésta permite conocer, en una sola sesión, a varias voces emergentes. “Esta película cuenta siete historias diferentes, pero también es rico que en una sentada de cine te cuente siete visiones”, dice el productor y distribuidor. “Es la ventaja competitiva: encontrar muchas voces en cien minutos de duración de un largometraje.”
3. ¿Qué dicen la crítica y la prensa?
La antología de cortometrajes ha sido bien recibida por la crítica.
“Cada cortometraje cuenta una historia completamente diferente algunos de ellos pretenden hacer reflexionar al público sobre diversas situaciones del país, haciendo una crítica social a distintas problemáticas como lo son: los derechos laborales, la venta ilegal de los huevos de tortuga o el papel que se le da a las mujeres trans”, comenta Carmen Jiménez para Milenio.
Para Pólvora, dice Mitvalk: “Sin duda alguna las perspectivas en diferentes estados y contextos es una parte positiva para aventarse esta antología, además de que hay historias como Silvestre y la misma Una mano bajo la nieve que son muy inmersivas, y logran completar el círculo argumental de una manera satisfactoria, manteniendo un ligero saborcito a sorpresa que es más que encantador”.
“Un cine más cuidado y meticuloso en su realización es lo que nos ofrece esta antología, propuestas de narrativas y anécdotas poco convencionales en su ejecución que, gracias a su armado, consiguen emular la progresión temporal de un largometraje sin estar estrictamente relacionados en cuanto a su trama o personajes”: Fernanda Lozada en Encuadres.
“A lo largo de siete historias magistralmente ligadas entre sí por sentimientos universales logramos echar un vistazo a situaciones comunes que podría vivir el vecino, nosotros o verlo en las noticias de la tarde”, escribe Ivonne Koike en Cinecassette.
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